QUERCUS VIRGINIANA

 Árbol de hojas persistentes de hasta 20 m de altura, con la corteza de color marrón rojizo, rugosa y profundamente agrietada. La base del tronco presenta unos contrafuertes; la copa es redondeada, ancha, densa y las ramas extendidas más o menos horizontalmente. Brotes jóvenes con pelos blanquecinos. Las flores masculinas aparecen en amentos colgantes de 7 a 10 cm. Las femeninas solitarias o en grupos de 2 o 3 unidades.

El fruto es una bellota ovoide, sentada sobre un pedúnculo grueso, junto con otras 3 o 4 bellotas más; de 1 a 2,5 cm de largo por 1 a 1,5 cm de ancho, tiene un capuchón blanco grisáceo de escamas apretadas que cubre, más o menos, de una cuarta parte hasta la mitad de la bellota. Es de color marrón brillante en la madurez. Madura en el año.

HÁBITAT. Se trata de un árbol que se adapta bien a suelos neutros y ligeramente ácidos, profundos y que no sean encharcadizos. Va bien a pleno sol o en semisombra. Necesita humedad en el suelo y clima templado sin heladas. Soporta cierta salinidad. 

BENEFICIOS. En el ámbito de la industria maderera este árbol no es muy apreciado, su madera es blanda y débil, generalmente es usada para la elaboración de canoas, postes, puertas entamboradas y vigas. La corteza del tronco es muy rica en tanino y elementos que sirven para la elaboración de vinos e incluso para la inclusión de las barricas que contienen a esa bebida, la hoja contiene propiedades medicinales, aunque no comprobadas, pero las personas confían en las infusiones para combatir la fiebre, problemas antisépticos, tuberculosis, diarreas y hasta la disentería, también en ocasiones se colocan en la cara para aliviar dolores de muela. El vino de Roble es muy bueno para combatir la disentería, el polvo de la corteza es usado para elaborar cremas que permiten ayudar a la cicatrización de heridas y problemas dermatológicos, también como hongos en los pies.