
La madreselva, chupamiel o pata de cabra pertenece a la familia botánica Caprifoliaceae, y es originaria de Europa meridional. Es un un arbusto trepador de muy rápido crecimiento que tiene las hojas perennes, con forma oval, glaucas y brillantes por debajo. Florece durante la primavera, desprendiendo un aroma muy agradable, sobretodo por la noche. Sus flores pueden ser amarillas, blancas o rojas. El fruto es una baya anaranjada o rojiza que, aunque pueda aparentar tener muy buena pinta, en realidad no es comestible; de hecho, es tóxica, y en dosis elevadas puede producir vómitos, diarreas, o molestias estomacales.
HÁBITAT. Hay que protegerla del sol directo. Necesita mucha luz, pero que le llegue filtrada. Estando expuesta al sol su crecimiento es prácticamente nulo, y puede acabar sin hojas a menos que se le ponga una malla de sombreo por encima para evitar que sufra una insolación. Importante colocarla cerca de alguna superficie por donde pueda trepar, como un árbol, una pérgola o una celosía. El riego será regular, evitando el encharcamiento. Tolera mejor la sequía que un suelo permanentemente húmedo. Por ello, se recomienda regar cada 3 días en verano, y cada 4-5 días el resto del año.
BENEFICIOS. Las flores de la madreselva tienen muchas e interesantes propiedades medicinales. Se han utilizado y se utilizan hoy día para aliviar los síntomas de: gripe, infecciones respiratorias, hepatitis, cáncer, reuma. Además, también ayudan a dormir y a estar más tranquilos.