Es una planta perenne, muy aromática, con numerosos tallos leñosos, rectos o ascendentes, que pueden alcanzar de 20 a 60 cm de altura.
HÁBITAT. La santolina necesita suelos secos, con un pH elevado y un buen drenaje. Esto es importante, ya que las raíces de esta planta no están preparadas para soportar el encharcamiento. Crece en collados y laderas arcillosas o pedregosas.